La sombra del narco avión (I)
miércoles, 19/09/2007
Después de 11 años, la captura de “Pelado” pone en el candelero a Montesinos en un caso plagado de crímenes
La vieja estrategia del silencio, sumada a súbitos cuadros depresivos para no acudir a las audiencias en la Base Naval del Callao, habían permitido a Vladimiro Montesinos, capear las acusaciones que lo involucran en el escandaloso hallazgo de un cargamento por más de 170 kilos de cocaína de alta pureza en el fuselaje del avión presidencial, en 1996.
La extraña muerte del técnico FAP, Juan Carlos Aliaga Mena, de un balazo en la cabeza y el asesinato del narcotraficante José María Aguilar (a) “Shushupe” en una cárcel de la selva central, habían eliminado a dos incómodos testigos para el Doc, a los que se sumaron otros hechos turbulentos que han empañado ese proceso.
El ex jefe de los servicios de inteligencia y ex brazo derecho del extraditable Alberto Fujimori, parecía sentirse a sus anchas en un proceso donde los testigos parecían tener la mala suerte de morir antes de llegar a los tribunales o desaparecían temerosos de represalias al más puro estilo gangsteril.
Como mansa paloma
Uno de las piezas sueltas en este engranaje era César Augusto Egoávil García, de 60 años de edad , (a) “Pelado” o “Charapa” a quien la Tercera Fiscalía del Callao demandó su captura desde la década pasada por introducir cargamentos de droga al avión presidencial y en las naves de la Armada BAP Ilo y BAP “Matarani”.
Este escurridizo personaje se había dedicado también a enviar remesas de clorhidrato cocaína de alta pureza al exterior a través del servicio postal y, entre otras actividades mafiosas, estaba vinculado con burriers y los llamados narcopitucos.
“Pelado” se ufanaba de no tener un pelo de tonto y se movilizaba como pez en el agua por los vericuetos del sub mundo del polvillo blanco sin presagiar que era seguido por los servicios de inteligencia que habían advertido sobre la búsqueda.
El aspirante a Vito Corleone cayó hace dos días como una mansa paloma en la esquina de las avenidas Colonial y Universitaria, Callao.
Al ser arrestado por los efectivos de la comisaría Playa Rímac, intentó simular ser un empresario pedro comprendió que estaba haciendo el ridículo con un patético alegato de inocencia. “Ya perdí, tranquilo jefe que voy a hablar”, dijo al ser enmarrocado.
Los primeros informes señalan que Egoavil está dispuesto a revelar los entretelones del narco avión presidencial, quiénes financiaron el “pase” así como la vinculación directa de Montesinos y los militares que conformaban la corrupta cúpula fujimorista.
Buenos muchachos
De acuerdo a las investigaciones de la titular del l 5° Juzgado Anticorrupción, Antonia Saquicuray, el Doc autorizó el envío de la droga, 174 kilos de cocaína, camuflada en el fuselaje del avión FAP de matricula DC8-371, aprovechando una misión secreta a Rusia, el 10 de mayo de 1996.
Montesinos fue acusado por los delitos contra la salud pública y tráfico ilícito de drogas en agravio del Estado y, en calidad de cómplices, el ex comandante general de la FAP Elesbán Bello Vásquez y los generales en retiro Luis Leoncio Buroncle y Pedro Palomino Horna.
Asimismo Pablo Carbone Merino, Hernán de Souza Peixoto Zumaeta, Wilfredo Barrantes Bolívar, Manuel Barrera, Nelson Echáiz Velásquez y Danfer Suárez Carranza.
En ese entonces el Perú adquiría armas en Bielorrusia y la Federación Rusa, por lo que se realizaban frecuentes vuelos de aviones militares hacia esos países.
Ante las narices de lo que se suponía una estricta vigilancia al avión presidencial, la droga se había camuflado en las turbinas y los entrepaños del fuselaje, maniobra que requería no solo de técnicos sino de la complicidad de centinelas y oficiales.
A raíz de información alcanzada por agentes de la agencia antidrogas estadounidense, DEA, se descubrió el cargamento de cocaína que involucró a altos oficiales del entorno del entonces presidente, Alberto Fujimori.
Veintiocho oficiales y subalternos de la FAP, entre ellos los jefes del Grupo Aéreo Nº 8 del Callao, fueron incluidos en el proceso. El presidente Fujimori salió a defender públicamente a uno de los oficiales comprometidos con el cargamento de droga, quien por ese entonces era su edecán y su piloto de confianza.
Al final los oficiales de alta graduación salieron limpios de polvo y paja gracias al apoyo presidencial, Montesinos sen hizo el loco y algunos avioneros fueron los chivos expiatorios pese a que nadie se explicaba cómo pudieron financiar el “pase”, burlar la vigilancia y tener contactos con la mafia rusa.
Muerte de un testigo
En la mañana del 27 de septiembre del 2000, el técnico FAP, Juan Carlos Aliaga Mena, fue encontrado muerto en una cabina de control del Grupo Aéreo nro. 8 de la Fuerza Aérea. Tenía el cráneo destrozado por un balazo y de inmediato se esgrimió la hipótesis de que se había suicidado con su fusil AKM para cerrar el caso.
El infortunado suboficial era uno de los tripulantes del avión presidencial donde se camufló la droga y , tal como insisten sus allegados , conocía más de una de las actividades clandestinas de Vladimiro Montesinos.
La hipótesis fue desechada desde el primer momento por los deudos y, poco después, el dictamen pericial del Equipo Peruano de Antropología Forense, (EPAF) confirmó que era prácticamente imposible un suicidio, de acuerdo a las características de los daños sufridos en la bóveda craneana.
En buen romance, su extraña muerte no se debía a un suicidio o accidente al manipular su fusil AKM sino, de acuerdo a los peritos en balísticas, a un crimen aparentemente vinculado a los secretos que conocía sobre el avión presidencial, donde se encontró los 174 kilos de cocaína pura.
La lesión no es consistente con aquella que produciría un rifle AKM a corta distancia. “Si hubiera sido así, el cráneo habría volado en mil pedazos”, reafirmó el presidente del EPAF, José Pablo Baraybar, ante la tercera sala penal de la Corte Superior de Justicia del Callao que investigó el caso.
Precisó que si el disparo se hubiera producido con el cañón en contacto o muy cerca de la cabeza, el gas que sale del cañón que sigue al proyectil hubiera ingresado también a la cabeza y la presión intracraneana hubiera sido tal que habría estallado literalmente en miles de pedazos.
Lo extraño es que la cabeza está fracturada, pero tiene solo un pequeño orificio de entrada y otro de salida. “Ese tipo de lesión es más consistente con un disparo de arma corta o un disparo realizado a mucha distancia con arma larga, a 5, 20 metros o más” , agregó Baraybar.
El abogado de la Parte Civil , Carlos Enrique Rodríguez Olivera, explicó que estos resultados descartan completamente que el técnico Aliaga se haya suicidado.
Dice que para que el proyectil de ese fusil no haya volado el cráneo en pedazos tenía que haberse disparado a 5 metros o más. Lo que nos permite afirmar que si la bala era de un AKM tuvo que ser disparada por mano ajena, declaró en una entrevista a La República.
Si el técnico Aliaga hubiera utilizado un arma corta, ¿cómo es posible que no la hayan encontrado en la escena del crimen? ¿Por qué tampoco se halló la bala?, preguntó el letrado quien no descarta que se haya armado la escena del crimen para simular un suicidio.
Afirmó que si bien los peritos grafológicos han confirmado que la carta suicida que se halló entre las pertenencias del técnico fue escrita por él, por otro lado se advierten extraños espacios en blanco, que hacen pensar que fue presionado a escribir el documento.
La viuda, Juana Ortega, también rechazó el móvil del suicidio y la pretendida misiva que se encontró al lado del cadáver, pero su demanda también cayó en saco roto ante la maraña que , en ese entonces, había tejido en torno al narcoavión presidencial, Vladimiro Montesinos. “Mi esposo nunca firmaba solo con el nombre de Juan, como aparece en esa carta. Hay muchas cosas raras en esto”, indicó.
Primero dijeron que se había disparado porque tenía SIDA, luego porque tenía una relación extramarital con una señora que nunca se presentó a las audiencias. Todo lo han inventado para que no se sepa que lo mataron para que no denuncie los casos de corrupción, señaló la indignada mujer.
Recordó que su esposo formó parte de la tripulación del avión presidencial entre 1997 y el 2000, durante los últimos años del gobierno del ex presidente Alberto Fujimori Fujimori, y que durante ese tiempo viajó en numerosas oportunidades con el ex jefe de Estado. “Yo estoy segura de que él sabía muchas cosas y, como era correcto, lo mataron para que no denuncie estos hechos”, precisó.
Lo sorprendente es que Aliaga Mena en más de una oportunidad le contó que vio subir bolsas a la nave, y que incluso en una oportunidad quisieron obligarlo a cargarlas, a lo que él se negó, pero no especificó si se trataba de simple contrabando o cargamento de drogas.
Esta vez el Doc dejó su sonrisa cínica y sus fanfarronadas. La sombra del narcoavón presidencial terminó alcanzándolo.
domingo, 22 de marzo de 2009
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